SOCIEDAD › EL MINISTERIO DE EDUCACIÓN PREMIÓ LOS PROYECTOS DE CUATRO ESCUELAS
Aprender a ser solidarios
Unos enseñaron a sus vecinos a hacer una huerta;
otros difundieron en su comunidad las propiedades de la quinua;
construyeron contenedores para botellas de plástico y desarrollaron un
monitor para medir el nivel de ruido en un hospital.
Una escuela
técnica de Lomas del Palomar, en el Gran Buenos Aires, diseñó un
monitor que alerta de forma visual el nivel de ruido en el hospital
local. Otra escuela, de la ciudad de Trancas, en Tucumán, construyó y
colocó en las calles contenedores para botellas de plástico, al mismo
tiempo que rebautizó un barrio que estaba disconforme con su nombre. Un
tercer colegio, de Chamical, La Rioja, difundió las propiedades de la
quinua, un cultivo olvidado, en su comunidad. Y una última escuela, del
paraje Colonia Gamara, en Santiago del Estero, instruyó a los vecinos
del lugar para que puedan tener su huerta. Los cuatro establecimientos
educativos fueron galardonados ayer con el primer premio de Escuelas
Solidarias que entrega cada año el Ministerio de Educación de la Nación.
Hubo además menciones para colegios que promueven la memoria de los
pueblos originarios. “Queremos alumnos que dominen los saberes formales,
pero que también sean buenas personas”, dijo el titular de la cartera
educativa, Alberto Sileoni, en el acto de premiación realizado en el
Palacio Sarmiento.
El certamen busca promover aquellas experiencias educativas que
integran el aprendizaje con acciones solidarias destinadas a mejorar la
calidad de vida de su comunidad. Este año se presentaron 1318 proyectos
solidarios de un total de 1157 escuelas públicas de todo el país. Además
del diploma de reconocimiento, las primeras cuatro recibieron 20 mil
pesos cada una.
La escuela secundaria técnica Nº 2 de Lomas del Palomar, una de las
cuatro que compartieron el primer lugar, instaló en junio pasado en el
área de Neonatología del Hospital Posadas un monitor que convierte el
sonido en imagen visual. Se trata de una pantalla con un índice lumínico
de tres colores: verde, amarillo y rojo. Cuando el ruido alcanza el
color rojo, se enciende en el centro del monitor un alerta que dice
“silencio”. “Sabíamos que en el hospital necesitaban un decibelímetro
para medir los sonidos. Nosotros les propusimos este monitor que les
permite a las enfermeras, médicos o familiares darse cuenta más fácil si
el ruido que están haciendo es tolerable o no, teniendo en cuenta que
la presión sonora puede generar dificultades neurológicas”, explicó el
docente Mario Gomikian. El diseño y la construcción del prototipo
comenzó en mayo y finalizó en noviembre del año pasado, contó Gomikian.
Luego, en abril de este año fue el turno de la calibración y, por
último, un mes más tarde, el montaje definitivo en el hospital.
“Queríamos darles una solución a los bebés y a la comunidad en general.
Estas cosas sirven para darte cuenta de que es importante pensar en los
problemas de los otros”, dijo uno de los alumnos de 7º año, Nicolás
Rodríguez.
Otra de las instituciones premiadas fue la escuela media de Trancas,
Tucumán, que llevó a cabo dos proyectos solidarios. Por un lado, una
campaña de concientización sobre el cuidado del medio ambiente, que
incluyó la construcción de cestos ecológicos de botellas para la ciudad y
la distribución de asientos, también diseñados con botellas de
plástico, en jardines de infantes y plazas de la zona. Y por otro, la
modificación del nombre de un barrio de la ciudad. “Todas las semanas
íbamos con el colegio al barrio que se llamaba Emergencia Habitacional y
los vecinos nos decían que se sentían marginados con el nombre que le
habían dado a su barrio”, contó Agustina Romero, estudiante de 6º año.
Docentes y alumnos organizaron una jornada de votación para rebautizar
al barrio. Luego gestionaron con el Concejo Deliberante la posibilidad
de hacer el cambio y finalmente se aprobó en abril de 2012. Desde
entonces el barrio se llama San Martín. “Ver que llegamos hasta esta
instancia es hermoso. Lo que hacemos por la comunidad nos hace sentir
bien. Y encima vemos que no estamos solos. Acá hay muchos como
nosotros”, dijo Agustina. Las otras dos escuelas que ocuparon el primer
lugar del certamen fueron la Nº 258 de Chamical, La Rioja, que difundió
en programas radiales y charlas abiertas las propiedades de la quinua, y
el colegio Antonio Escañuela, de Colonia Gamara, en Santiago del
Estero, que enseñó cómo cultivar la tierra y conservar las cosechas.
La entrega de premios estuvo encabezada por Sileoni, quien destacó
que “la escuela debe formar personas de bien”. “Ningún examen
internacional mide la dimensión solidaria de un sistema educativo. Pero
¿diríamos que una educación que produce jóvenes conocedores de las
disciplinas tradicionales aunque poco solidarios es ‘de calidad’?
¿Querríamos que nuestros hijos sean los que lleven la bandera, aunque
desconozcan por completo a quién tienen al lado?”, preguntó.
Informe: Nicolás Andrada